Llevo en OA 6 años y no me puedo considerar la más recuperada del grupo, pero, aun así, quiero contar mi historia por si puede ayudar al “sector de los imperfectos”.

Cuando llegué a OA pesaba 116 Kg., había dado a luz hacía 5 meses a mi segundo hijo y me daba atracones hasta cinco y seis veces al día.

Soy comedora compulsiva desde que nací, he usado la comida para que me dé compañía, para estudiar, para aplacar mi ira, para superar un duelo y, sobre todo, para castigarme. Y en estas estaba cuando entré por la puerta de mi primera reunión, intentando suicidarme con la comida; por haberme dado atracones estando embarazada, me sentía la peor madre del mundo y no sentía que tuviera derecho a recuperarme.

Aun así decidí comentárselo a mi médico de familia y ésta me derivó al psiquiatra, que me informó de unos grupos que me podían ayudar con mi problema; así llegué a OA, donde se me dijo que tenía una enfermedad, que realmente yo sola no podía haber decido no darme atracones, pero que juntos sí podría parar de hacerlo y que incluso tal vez podría llegar a perdonarme a mí misma por ello, y ya el primer día salí con una cierta liberación.

Empecé a trabajar el programa y mi vida cambió por completo hasta el día de hoy; hay cosas que se han ido instalando en mí día a día que hacen que vea la vida de otra forma, ahora soy más positiva: gracias a mis agradecimientos diarios, veo a las personas que caminan por la vida conmigo como compañeros e iguales, con defectos y virtudes y sobre todo con vidas propias que no manipulan para hacerme daño a mí, sólo seres humanos con los mismos problemas o mayores que los míos, ya no son mis contrarios, de los que me tengo que defender, proteger o cuidar. Otra gran liberación para mí.

Intento vivir la vida a través de los pasos y, aunque no siempre lo consigo, estoy convencida de que ésa es la manera de vivir y que ya no tengo que buscar más, cuando me equivoco solo tengo que perdonar, perdonarme o pedir perdón, levantarme, sacudirme las vestiduras y volver a trabajar los pasos y las herramientas.

Con esto llego a la comida en sí, que es de lo que realmente queremos oír hablar cuando llegamos a OA. De ella puedo decir que ahora mismo peso 92,00 Kg. Que en estos años, he estado abstinente y en recaída en varias ocasiones, pero que ya no me rindo, que no soy perfecta y que este es mi sitio porque viviendo sin control y sin las directrices del programa sé que ahora mismo estaría muerta.

En este tiempo no todo en mi vida ha sido un camino de rosas: la enfermedad de mi madre unida en tiempo con el cáncer de mi padre me hicieron perder el control y caer en los brazos de la comida, al sentir una pérdida de fe en mí, en el programa y en mi PS. ¿Por esto debo decir que si la vida te va mal no se puede estar abstinente? Por supuesto que no, porque en el peor momento de mi vida he estado abstinente y el dolor me ha atravesado sin necesidad de comer para calmarlo, devolviéndome el sano juicio, para poder asumir mis responsabilidades. Por ello sé que no depende de cómo te vaya la vida ni de tu fuerza de voluntad, depende del trabajo diario y las ganas que tengas de vivir de una forma diferente; de esta manera yo consigo la fe necesaria para saber que sola no puedo, pero que hay un camino y una solución que yo puedo coger cuantas veces necesite.

Me queda mucho camino por recorrer, tanto como larga sea mi vida, pero sé que aquí no sólo dejo de matarme con la comida, también me convierto en más consciente de mi vida, haciéndome mejor madre, esposa, hija, amiga, hermana… y ser humano en general. Así que este es mi sitio: por muchas veces que me equivoque, falle o caiga, siempre está la puerta abierta.

M.C., Madrid.

(Recordamos que los testimonios expresados por personas individuales no representan la de Comedores Compulsivos Anónimos en su Conjunto).